Referencias, diplomas, prestigio y experiencia son consideraciones importantes. En la era de la información, incluso podemos acceder a los antecedentes criminales de cualquier persona con facilidad. No hay excusa para no hacer una selección cuidadosa.
La idoneidad de quienes impactarán nuestras vidas, ya sea como contables, dentistas, médicos, ingenieros o terapeutas, debe ser tomada con seriedad. Lo mismo ocurre al elegir a candidatos para cargos públicos.
Al decidir sobre un cirujano, buscamos recomendaciones y revisamos su historial. Nos importa la reputación de la institución donde se formó y el equipo con el que trabaja.
Por ejemplo, podríamos encontrarnos con un médico joven, simpático y considerado buena persona, pero graduado de una universidad poco prestigiosa. Por otro lado, está el médico más experimentado, con un historial impecable y formación en una universidad reconocida.
Al aplicar este razonamiento a la elección de un senador para la capital, llegamos a la conclusión de que Guillermo Moreno es la mejor opción. Al igual que en el caso del cirujano, optamos por la experiencia y la formación sólida.
La preocupación sobre Omar Fernández no radica en su juventud, sino en su formación. Su conexión con el PLD y la FP genera dudas sobre su integridad y su capacidad para representar a la ciudadanía de manera imparcial.
Guillermo Moreno, por otro lado, ha demostrado una trayectoria intachable en el servicio público y defiende valores éticos. Es un abogado experimentado y valiente, capaz de enfrentarse a la corrupción sin miedo.
En resumen, Guillermo Moreno representa la elección ideal para ocupar una senaduría: un candidato de calidad, con una larga trayectoria y principios sólidos. La decisión de votar por él se basa en la convicción de que es la opción más adecuada, sin ningún tipo de influencia personal o partidaria.
Fuente: Acento