República Dominicana
El presidente Luis Abinader y sus predecesores han postergado durante años la implementación de una reforma fiscal que implique mayores cargas impositivas a la población, argumentan analistas políticos. Esta medida podría generar un alto costo político, con posibles repercusiones negativas para el PRM (Partido Revolucionario Moderno) en las elecciones de 2028, según el politólogo Jesús Bueno.
Aunque Abinader ha reiterado que no buscará la reelección, el PRM se enfrentará al desafío de mantener el poder con un nuevo candidato en los próximos comicios, luego de los actuales cuatro años.
Nelson Espinal Báez, consultor en negociación, explica que la retirada de la reforma fiscal responde a una estrategia táctica para evitar una crisis política, dada la falta de consenso social. Según Espinal, la decisión refleja un enfoque pragmático más que una concesión populista. "Se dará la reforma fiscal cuando la estabilidad macroeconómica lo exija, ya que implementar una reforma de este tipo es sumamente difícil", pronostica.
Por su parte, la socióloga Rosario Espinal es más crítica y considera que la retirada de la propuesta refleja una falta de interés genuino en aprobarla. Para Espinal, la rapidez con la que se retiró la reforma sugiere que no hubo un esfuerzo real por parte del presidente Abinader, quien había prometido abordar la reforma fiscal a pesar de su costo político.
Uno de los puntos de mayor rechazo hacia la reforma fiscal fue el aumento del gasto público, lo que generó protestas durante las vistas públicas ante el Congreso Nacional. Políticos y economistas coinciden en que el gobierno debe abordar este tema con más transparencia antes de imponer nuevas cargas fiscales a los ciudadanos.
El economista y exgobernador del Banco Central, Guillermo Caram, opina que la reducción de los gastos públicos podría darle al gobierno la autoridad moral necesaria para proponer nuevos impuestos. "Es difícil proponer más imposiciones cuando los gastos son excesivos y carecen de prioridad", señala Caram.
Jesús Bueno también opina que el PRM debería revisar el uso de los recursos, tomando en cuenta los privilegios de los congresistas y los fondos distribuidos anualmente entre los partidos políticos, lo que debería limitarse a los años electorales.
Rosario Espinal sugiere que el PRM necesita un análisis exhaustivo del gasto público, identificando tanto los ingresos como las salidas y evaluando las prioridades. Solo después de esta revisión, se podría considerar la creación de nuevos impuestos.
Nelson Espinal Báez, por su parte, ve en esta pausa una oportunidad para reconfigurar el proceso de reforma, involucrando a actores clave para legitimar la propuesta y mejorar su percepción pública. Además, destaca que la élite económica del país parece haber comprendido la necesidad de una reforma fiscal, lo que es un factor positivo para la estabilidad económica a largo plazo.
Esta mayor conciencia por parte del sector empresarial puede ser clave para construir un consenso más amplio que no solo facilite el relanzamiento de la reforma fiscal, sino también permita avances en otros ámbitos críticos del desarrollo económico.