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El Senado estadounidense aprobó este miércoles la nominación de Tulsi Gabbard como directora de inteligencia nacional en la administración de Donald Trump. La confirmación, con una votación de 52 a 48, se produjo tras un intenso debate en el que algunos republicanos superaron sus reservas iniciales y respaldaron a la excongresista de Hawái.
La designación de Gabbard es inusual para un cargo clave en la coordinación de las 18 agencias de inteligencia del paÃs, debido a sus previas declaraciones conciliadoras hacia Rusia, su encuentro con el expresidente sirio Bashar al-Assad y su postura favorable al filtrador Edward Snowden.
La votación reflejó la profunda división en el Senado, donde los demócratas se opusieron en bloque a la nominación. Solo el senador republicano Mitch McConnell rompió filas con su partido, argumentando que la elección de Gabbard supone un “riesgo innecesario” para la seguridad nacional.

Gabbard asume el cargo en un momento de transformación dentro de la comunidad de inteligencia, impulsado por la administración Trump. Se han ofrecido paquetes de retiro voluntario a empleados de la CIA y otras agencias, mientras que legisladores y expertos han expresado preocupación sobre el acceso que Elon Musk y su Departamento de Eficiencia Gubernamental podrÃan tener a información clasificada.
La Oficina del Director de Inteligencia Nacional, creada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, ha sido blanco de crÃticas de los republicanos, quienes la acusan de burocratización y politización. Trump, por su parte, ha mantenido una relación tensa con la comunidad de inteligencia desde el inicio de su mandato.
A pesar de las dudas sobre su experiencia en inteligencia, senadores republicanos que inicialmente cuestionaron a Gabbard destacaron su compromiso de reenfocar la agencia en sus misiones centrales. “Si bien tengo preocupaciones sobre algunas de sus posturas pasadas, valoro su disposición a reducir el alcance excesivo de la oficina”, señaló la senadora Lisa Murkowski.

Los demócratas han insistido en que Gabbard carece de experiencia en el manejo de inteligencia y han señalado sus posturas previas sobre Rusia y Snowden como razones para rechazarla. “No podemos confiar nuestros secretos más sensibles a alguien que ha promovido la propaganda rusa y teorÃas conspirativas”, advirtió el lÃder demócrata Chuck Schumer.
Su reunión en 2017 con Bashar al-Assad también ha sido objeto de crÃticas, especialmente tras sus declaraciones en las que ponÃa en duda el uso de armas quÃmicas por parte del régimen sirio. Gabbard defendió su visita, asegurando que le permitió cuestionar directamente a Assad sobre su historial en derechos humanos.
Otro punto de fricción ha sido su apoyo inicial a Snowden, a quien consideró un denunciante necesario para exponer programas de vigilancia masiva. Durante su audiencia de confirmación, sin embargo, afirmó que Snowden “violó la ley” al divulgar información clasificada.
La nominación de Gabbard fue asegurada en gran parte gracias a la presión de la base trumpista y el respaldo público de figuras influyentes, incluido Elon Musk. A pesar de las divisiones internas en el Partido Republicano, la confirmación de Gabbard refleja el control que la administración Trump mantiene sobre el Congreso y la reconfiguración en curso del aparato de inteligencia nacional.